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HABLAD A LOS BEBÉS

Cuando yo tuve el primer bebé, mi querida psicoanalista de cabecera se encargó de que me quedase bien clara la importancia de hablar a los bebés. "Ella te va a entender, háblale, todo lo que puedas!", me decía... Seguramente me decía más cosas, pero en aquel momento esta idea me caló bien adentro.  Luego, con los años, los seminarios y las lecturas, fui entendiendo esta idea.  El lenguaje nos constituye como sujetos y nos constituye como seres sociales. Nos estructura. Sin lenguaje no hay orden. Nos abre las puertas a nombrar no solo lo que percibimos y es tangible, sino también a aquello que es simbólico y que en ese instante solo existe en nuestra mente. Podemos nombrar lo que estamos viendo, pero también aquello que en este preciso momento no tenemos aquí.  El lenguaje también nos acoge en un tiempo y un lugar, en un momento histórico, social, cultural. Nos hace como somos. Nos constituye de tal manera que pertenecemos y perteneceremos siempre en origen a un sitio dete...
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LO MARAVILLOSO DE ACOMPAÑAR A NUESTR@S HIJ@S

Tendemos a ser recelosos con lo nuestro. A quién más o a quién menos nos gusta hacerlo a nuestra manera, poder controlar lo que nos atañe y decidir según nuestro parecer.  De la misma manera nos pasa con l@s hij@s. Queremos hacerlos a medida, que no nos chirríen ni nos perturben demasiado. Que se sintonicen con nuestro estilo. Así fácil. Es una mirada inevitablemente oikocéntrica. Pero resulta incómodo ir viendo cómo, a medida que van creciendo, l@s hij@s se desmarcan de nuestras proyecciones. Además de desmarcarse, luego nos confrontan. Saben dar allí donde más duele. Tocan la tecla más aguda, ponen a prueba nuestra capacidad de autocontención, logran sacarnos de la función educativa y ponernos en el lugar de iguales. Se da un vaivén de altibajos, de tensiones y distensiones interesantes a través de las cuales se ponen sobre la mesa muchas cosas sobre cada un@ y sobre la relación misma. Así pues, es maravilloso que todo esto se dé, porque sin agitación no puede darse la emanc...

HAMBRE DE LETRAS

He ido a recuperar las cajas de mis libros en el sótano de la casa de veraneo familiar y he encontrado que estaban siendo devorados por termitas hambrientas de letras. Llamadas por la irresistible celulosa de sus páginas, estos animalitos parecen haber encontrado un pequeño paraíso dónde instalarse. Han ocupado sin piedad de algunos de los libros que me acunaron en mi época postuniversitaria. Fue una época compulsiva, de ir descubriendo autores y lecturas con las que identificarse. Cuando terminamos la carrera, mis amigas y yo entregamos simbólicamente el título a los padres y volamos. Sentíamos que allí empezaba nuestra libertad en mayúsculas. El título pasaba a ser una credencial para las familias, como un cerrar la puerta al paraguas familiar en el sentido amplio. Muchas ya no vivíamos en los hogares familiares, estábamos de prácticas en el mundo o apelotonadas en pisos de "estudiantes". Pero a pesar de la universidad, teníamos todavía hambre de letras. Tierna melancolía.....

El NARCISISMO PARENTAL

No tengo datos pero diría que somos la generación que más energía hemos puesto en la crianza de l@s hij@s y que mayor frustración sentimos. Ha sido todo un desengaño. Much@s nos hemos volcado en ser excelentes, a prepararnos y medir cada una de las decisiones que tomamos, de lo que decimos y hacemos para, a y con l@s hij@s. Hemos leído mucho, a veces como si no hubiese un más allá o debiésemos escribir una tesis. Hemos escuchado conferencias, charlas, asistido a talleres, hemos consultado a supuest@s expert@s. Hemos discutido con la pareja, con nuestras propias madres y padres, con nuestr@s herman@s, vecin@s, amig@s, con la pediatra y el enfermero, antes con la ginecóloga, con el educador infantil, con la maestra, con el monitor de comedor, ..... con cualquiera que pueda parecer que se mete donde no le mandan. Hay días que hasta un simple comentario puede ser una flecha que da en el blanco. Delegamos pero no soltamos. Queremos que sea siempre todo como nostr@s hemos previsto. Queremos ...

MADRES DESQUICIADAS

Hoy he ido a acompañar a mi hijo a natación. Ya es la segunda vez que en el vestuario observo una situación que me impacta. Una madre como ida de sí, con su hija, intentándola manejar cuál objeto, forcejeando frente a las resistencias de la niña. La madre, como abducida, procede, absorta más allá de sí misma, poseída. Harta de todo, incluso de ella misma, de su propia confusión. Con su diálogo interno en el que se pregunta, lamenta, llora, odia, ... de todo un poco y todo a la vez.  Mientras, la niña llora desconsoladamente, como si llorara lo que su madre llora para dentro. La niña como la voz de la madre. La madre sigue forcejeándola, cuál si hubiese algo que atisbara un goce propio. Como si aquello sobre el otro pudiese calmar el propio dolor, reafirmar la propia razón que nunca fue reconocida. Cuando termina la escena la niña se abraza fuerte a la madre, que la recoge semi-amorosa, y se marchan. Veo madres que sufren mucho. Que se machacan y que frustradas, machacan al Otro con...

ESTO NO ES SUECIA, NI POR ASOMO

Está de moda ver series, el nuevo discurso del amo. A la mañana siguiente las comentamos y esto nos hace sentir una más entre "nuestra gente". En estas parece que andaba que, sin poder encontrar serie a la que agarrarme, empiezo ver Això no és Suècia , una producción de TV3 en 8 capítulos que recoge con mirada satírica las paradojas y contradicciones de esta nueva ola de maternidades y paternidades autodenominadas conscientes. En un principio parece simpática, con los personajes prototípicos y las escenas idílicas. Aparentemente, todo en pro de un estilo de crianza que se dice respetuoso, pero que a medida que avanza la serie cae en picado para dar lugar al egoísmo de adultos desorientados, sin rumbo y sin hitos dónde poderse ir agarrando en este intrépido viaje que siempre fue la pa-maternidad. No podemos negar que este hecho vital es siempre una sacudida, por lo que sobrevivir a ella y salirse habiendo aprendido alguna cosa ya sería más que suficiente. Pero no, parece que q...

DESEAR O SER DESEADO

Sugiero equiparar este sintagma a la famosa cita de William Sheakspeare en Hamlet , el "ser o no ser", que se debate entre el existir o no invocándonos, a cada lectora, según su condición, a muchos otros dilemas: hacer o no, atreverse o no, osar, o no, ... Y añado yo "desear, o ser deseado". Como sujetos no vemos abocados a decidir. Todo el día decidimos, o no. Si no lo hacemos, parece que no decidimos, pero al contrario, es inherente a la experiencia. Si no decidimos, ¿estamos pasando de sujetos a objetos?, o es que si no decidimos con voz damos lugar a un nuevo estatus de sujeto-objeto? ¿Cuándo soy sujeto? ¿Cuándo objeto? Mi hipótesis es que en muchas ocasiones elegimos ser objetos, objetos del otro que asume su posición de sujeto con aparente determinación y conciencia.  Vámonos a la infancia. Crecemos en un entorno en el mejor de los casos, que nos arropa mejor o peor, pero nos arropa. Es el primer eslabón de ese proceso de socialización del que Durkheim nos hab...